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Algunos gatos son más susceptibles que otros a las picaduras de pulgas. La dermatitis alérgica por picadura de pulgas (DAPP) se produce por una reacción alérgica a la saliva de estos insectos, que entra en contacto con la piel del gato cuando pican para alimentarse de sangre. Los síntomas que podemos ver en nuestro gato es que se rasca y acicala de forma más insistente y frecuente de lo habitual, incluso hasta producirse lesiones. A consecuencia del rascado observaremos que se le empieza a caer el pelo, generalmente en las zonas de la espalda, cuello y cara, donde observaremos los problemas de piel. Las lesiones de la piel pueden acabar siendo muy graves si no se trata el problema cuanto antes, ya que las heridas autoproducidas pueden infectarse.

La mejor forma para reducir el riesgo de la DAPP es evitar el contacto de tu gato con las pulgas mediante desparasitaciones del animal y eliminación de estos insectos del ambiente.

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